El Sonido y la Música

Para poder hablar acerca de la música, es necesario que veamos primeramente lo que es el sonido: es una sensación que llega a nosotros como producto de vibraciones longitudinales producidas por las moléculas del medio que nos rodea, las cuales dan lugar a las ondas sonoras. Dichas ondas actúan sobre las membranas de nuestros tímpanos “golpeándolas” y produciendo cambios de presión. La membrana del tímpano en nuestros oídos, como respuesta a los mismos, se mueve hacia adentro y hacia fuera, comportándose como un resonador, el cual las reproduce y transforma en potenciales de acción sobre los nervios auditivos. Estos a su vez las llevan al cerebro, donde son captadas y traducidas como sonidos.

Sin embargo estas ondas sonoras, pueden también captarse y ser transmitidas por nuestros huesos; es por ello, que las personas sordas están en capacidad de percibir sonidos, sobre todo si éstos son musicales. Estos seres pueden colocar alguna área de su cuerpo en contacto con la fuente emisora y captar los sonidos a través de la piel. Ahora bien si la onda vibratoria es muy fuerte, no se necesita que coloquemos nuestra piel contra la fuente emisora, ya que de todas maneras es recibida y captada.

Es desde este punto de vista como el sonido influye en nosotros, es decir, como un activador de nuestros chakras, armonizándolos o desarmonizados, según la calidad de las ondas recibidas.

La calidad de las diferentes ondas sonoras tiene la capacidad de activar uno o varios chakras, según el tipo de emisión. Igualmente pueden llegar a nuestro subconsciente, produciendo allí grabaciones en forma consciente o inconsciente, que son el producto de una acción puramente reflejada, SIN QUE NOS DEMOS CUENTA. Esto es lo que sucede cuando escuchamos música y es la explicación de cómo actúan los mensajes subliminales, los cuales desafortunadamente no sólo son captados por este medio, sino que también lo pueden ser nuestros sentidos de la vista, el tacto y aún el olfato en muchos casos.

Cuando los sonidos recibidos son armoniosos, rítmicos, bellos y suaves, se convierten en un verdadero alimento para muestra psiquis. Debemos en lo posible evitar los lugares ruidosos y estridentes. Tratemos de seleccionar los sonidos, de la gran gama que no llega y procuremos de vez en cuando, escuchar los sonidos del silencio, entrando en contacto con la naturaleza. Allí escucharemos el trinar melodioso de una avecilla, el suave rumor de una cascada, de la brisa al pasar entre las ramas, conformando una hermosa melodía. Igualmente, procuremos escuchar y sentir la buena música, la cual es alimento para el alma.

Las ondas sonoras no solamente son el producto de vibraciones producidas por nosotros en nuestro medio, sino que éstas se expanden desde el espacio infinito, llenando todos los rincones del cosmos y conformando la gran sinfonía universal. Cuando las ondas sonoras tocan la atmosfera de un planeta como el nuestro, el cual está vibrando en una octava distinta a la del lugar de origen del sonido, se produce un choque que repele estas ondas violatorias; sin embargo, parte de las mismas logran penetrar pasando través de la densidad de las siete capas que rodean al planeta, es decir, las mismas que constituyen el aura de un planeta. Las que logran pasar, forman todos los bellos sonidos que han inspirado a los grandes compositores de la humanidad. Ellos, así como muchos seres sensibles a estos sonidos, no los captan exactamente con el oído físico en estado de vigilia, puesto que el ruido circundante, por ser de una vibración más baja absorbe lo fino, lo sutil y lo armónico. Ellos lo hacen en estados de verdadera paz interior a través de la quietud, la meditación, la contemplación de la naturaleza y el estado de sueño crepuscular. Estados, que llevan nuestro ser a un estado mental alfa; de ésta manera logran captar lo que llega a su “sentimiento”.

Cuando escuchamos una melodía, sentimos dentro de nosotros mismos, que ésta posee una resonancia interna, como si dentro de nuestro cuerpo y cerebro, existieran cuerdas que al ser pulsadas, produjeran una nota-sentimiento, ya que simultáneamente sentimos la nota y expresamos un sentimiento. Cuando se escucha música selecta, de la llamada clásica, debemos procurar estar tranquilos; ya que con su resonancia, sucede en nosotros lo mismo que en el planeta: es decir, que al chocar el sonido con nuestro campo áurico, si éste no está lo suficientemente puro, limpio tranquilo y sereno, también se obstruye el canal transmisor y sólo pasa una parte, la cual puede ser mínima, de la fina vibración producida físicamente por cualquiera de los instrumentos musicales de la orquesta. De otra manera desaprovecharíamos gran parte de la melodía, la cual podría pasar y actuar no solamente dentro de nuestro cuerpo físico, sino dentro de nuestros cuerpos mental y emocional, produciendo grandes cambios.

Se ha probado que la música y el sonido curan, y que el sonido puede hacer llover y muchas cosas más que se saben desde la antigüedad, pero que por el egoísmo humano, por la duda y la burla, han sido ocultados; y hoy en día, nuevamente comienzan a aflorar. Si lo deseamos, podemos aprovechar todos los beneficios de esta buena música al escuchar toda una gama de sonidos selectos, ya sea, una sinfonía, un concierto, o una ópera, etc. Para ello, únicamente requerimos la disposición del estado de ánimo apropiado para lograr los efectos positivos de estas melodías.

TODO SONIDO NOS AFECTA DISTINTAMENTE TODOS, PERO EN FORMA DIFERENTE, de acuerdo al temperamento del ser. Por esto, no es lo mismo escuchar una banda de guerra, que un vals vienés; quienes se sienten influidos por lo uno más que por lo otro, es porque encuentran eco de ello, en su ser emocional o sentimental. Esto es parecido al color, ya que todo ser prefiere un color determinado aunque guste de todos. Por ello debemos analizar dentro de nosotros mismos, cual es nuestra música preferida y escucharla con mayor frecuencia para nuestro propio beneficio.

La música de las altas esferas, atrae a los espíritus selectos, refinados, de tipo intelectual, de gran cultura y conocimiento.

La música brillante, atrae a personas sentimentales, románticas, de buen corazón, caritativas, con alguna tendencia a la comodidad y poco amigas de los cambios.

La música popular agradable, como los boleros y las baladas, son para gente formal e informal en sus costumbres, acostumbradas al diario devenir sin mucho análisis, ni mucha concentración en asuntos espirituales; a más de ello que gustan de los cambios, si éstos no son muy bruscos.

La música rock, es la preferida por quienes quieran romper con todas las barreras ideológicas y desean que todo gire tan rápido como un remolino y que todo esté cambiando, que nada sea estable.

La música bailable, es para personas de temperamento alegre, poco amantes de la rutina, deseosas de cambiar, pero temerosas de hacerlo, pues se contentan con lo bueno del momento sin pretender escalar posiciones, ya que estos cambios pueden ser difíciles y demandar sacrificios.

La música de las altas esferas es la resultante de la unión de las frecuencias musicales de los átomos que conforman un planeta o esfera, o bien, una estrella. Entre ellos existe una gran cohesión en la cual, no existe espacio, por decirlo así, ya que éste es infinitamente pequeño, tendiendo a cero; por lo tanto, la fuerza tenderá a infinito. Por todo lo explicado, esta fuerza hace que cada uno de los átomos que conforman una estrella o astro, vibren en una sola frecuencia, puesto que al no existir teóricamente espacio entre ellos, las frecuencias de cada uno suenan como uno solo, vibrando bajo la luz divina, que hace aumentar esa vibración. Esto produce esa hermosa y para muchos, imperceptible melodía de la música de las altas esferas, la cual es la representación sonora de la armonía.

Ahora bien, lo descrito, en cuanto a los gustos musicales, no debe tomarse como pauta para juzgarnos, ni mucho menos para juzgar a nuestros hermanos en cuanto a preferencias musicales; esto simplemente, es un esbozo hecho en forma muy general y superficial, que sirve sólo para darnos una idea relativa, acerca de la influencia que ejerce la música sobre la persona que la escucha. Recordemos, que la música engloba todos los sentidos nobles, los pensamientos generosos y nos hace vislumbrar un mundo más bello y mejor, sobre todo en especial aquella buena música llena de sonidos armónicos y bellos.

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Información de autoría:
– Jorge Llorente, instructor de Ciencia Cósmica (Colombia)
cienciacosmica.net


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Un comentario

  1. Me gusto el video y me sirbio mucho la imformacion para mi tareo de Artes.☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎤🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎵🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎶🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎹🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎷🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎺🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎻🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎸🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧Muchas gracias.

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